Por : Jesús Valencia. 
Si la vida fuera justa para el futbol, hoy todos estaríamos felices porque dentro de tres años estaríamos en el quinto partido, mas sin embargo, nos haría denotar que cada que crecemos somos peores.
Quizás de buenas a primeras no entendieron lo que quise decir, así que aquí tienen la explicación; después de un largo verano lleno de futbol nacional, son los jóvenes quienes nos han puesto una vara muy alta de alcanzar pero también de soñar.
El campeonato Sub-17 celebrado en nuestro país se quedó en casa, con una actuación heroica durante las semifinales, se alcanzó llegar al Estadio Azteca donde se logró el segundo campeonato del mundo de la categoría.
Apenas ayer en un partido donde la selección mexicana Sub-20, tuvo oportunidades, presionó al rival, sin embargo la falta de contundencia terminó por dar a la selección brasileña dos contragolpes que Henrique dirigió a las redes para dejar al equipo tricolor en la lucha por el tercer lugar ante Francia.
En una categoría amateur de menores de edad se logra un campeonato del mundo, en la siguiente generación, se llega a semifinales; hemos de pensar que si el futbol fuera lógico, justo, coherente; Brasil 2014 pondría a la selección dentro de los ocho mejores del mundo.
Las aspiraciones por la copa aun se ven lejanas debido a las grandes potencias que siempre son protagonistas de los mundiales, sin embargo el sueño se va construyendo y aun faltan varios años para seguir soñando.
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